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ANDRÉS CASTAÑO

Las pequeñas editoriales enriquecen el lineal y depredador panorama literario que proyectan las grandes. Con otras reglas y un marketing poco agresivo, miman al lector y fomentan la creación de una biblioteca ideal, en la que la coherencia de los títulos y la calidad literaria no se encuentren enfrentadas. Estos fueron algunos de los argumentos pronunciados por Julián Rodríguez y Luis Miguel Solano, editores de la editorial cacereña La Periférica y la barcelonesa Libros del Asteroide respectivamente, que participaron ayer en la librería Literanta de Palma en una mesa redonda titulada La edición independiente: releyendo el canon literario.

Tanto Rodríguez como Solano defienden la creación «de un nuevo canon literario, que eleve a calidad de clásicos a autores y obras menos conocidas, pero dotadas de un talento equiparable a clásicos contemporáneos». Desde sus pequeñas editoriales, con menos de tres años de existencia, publican anualmente una media de entre 10 y 15 libros, sin presiones por «editar cualquier cosa», y con una tirada por título de 1.000 o 1.500 ejemplatres. Unas cifras humildes que, sin embargo, permiten «mimar los libros y editar un producto elaborado que envejece bien con los años».

Los editores también «fomentan el descubrimiento de una literatura de calidad reciente y cercana, pero subterránea y desconocida en nuestro país que emociona y gusta».

Rodríguez elige autores europeos actuales y del siglo XIX, como Paulo José Miranda, Jules Vallès y autores latinoaméricanos con un nivel literario altísimo como Carlos Labbé o José Emilio Burucúa. Por su parte, Luis Miguel Solano recupera textos principalmente anglosajones, como Robertson Davies o William Maxwell, publica una colección de ensayo y de literatura en catalán.