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MARIANA DÍAZ

La museóloga Lidia Homs explicó que, si bien el antiguo Museu Diocesà creado por el bisbe Campins en 1916 estaba concebido como «una pinacoteca», este nuevo espacio se abre con «una concepción actual y viva de lo que es un museo y sus objetivos, la difusión, la interpretación y la conservación». Siguiendo un orden cronológico, el «hilo conductor mostrará la función del arte religioso, que no sólo era estética, sino también de enseñanza». Para empezar, de la «inmensa» colección del museo, de la que Homs ha hecho un inventario, se mostrarán unas 200 piezas, aunque dentro de unos meses se comenzará con las exposiciones temporales y monográficas, para dar a conocer el resto del fondo. Entre los artistas representados en el museo, además de Gaudí, Homs citó a Francesc Comas, Mateu López o Joan de Joanes. La pieza estrella es el cuadro, recien restaurado, que representa a Sant Jordi, con la bahía de Palma al fondo, pintado en el siglo XV por Pere Niçard.

El obispo Jesús Murgui presentó ayer el programa museológico del nuevo Museu Diocesà, que se inaugurará el lunes con presencia del nuncio Manuel Monteiro, tras una amplia reforma del Palau del Bisbe, donde está ubicado, que incluyó una excavación arqueológica, la rehabilitación de un ala del edificio, las fachadas y los forjados y el paso de 200 a 2.000 metros cuadrados para exposición. De momento, el horario de esta nueva infraestructura museística, que se dedicará a mostrar la historia de la religiosidad en Mallorca a través de una selección de obras de arte del amplísimo fondo del centro, será de 10.00 a 14.00 y la entrada costará tres euros. Las obras han durado seis años debido al mal estado de algunas de las fachadas del inmueble, como la que da al mar, y de los forjados. El coste total ha superado los cuatro millones de euros. Miquel Garau, nuevo delegado diocesano de Patrimonio, es también el director del museo.

Según el obispo Murgui, el Museu Diocesà transmitirá «un mensaje de fe y de vida a través de las huellas del arte» y nace con la intención de ser un espacio «vivo». Miquel Garau añadió que será «un referente de la religiosidad de un pueblo» mediante pintura, escultura, cerámica o mobiliario firmado por Gaudí. Este mensaje se mostrará mediante un recorrido cronológico que comenzará con piezas del arte medieval, gótico, renacimiento, barroco, de la contrarreforma y de Antoni Gaudí.