Los participantes se trasladaron a la 'Factory' de Warhol, donde recrearon una de las serigrafías del genial autor.

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DIEGO MEDINA

Una docena de niños entre sentados y desparramados por el piso observa atentamente los cuadros de las latas Campbell's. A su lado, los padres, parados, son encandilados por las siete caras de Marylin Monroe en sus diferentes colores. Al frente, la monitora se esmera en explicar la provocadora y multifacética obra de Andy Warhol, que protagoniza un taller centrado en explicar a pequeños y mayores cómo trabajaba uno de los creadores del pop art. La actividad tendrá continuidad hoy y el 3 y 4 de enero.

Los niños no quitan la vista de los cuadros y los padres tratan de desentrañar los mensajes que dejan los trabajos del famoso artista. Sofía es una niña pequeña y graciosa con gafas de montura roja, que no se pierde ningún detalle, siempre está atenta. La tutora muestra un cartel que reza «si pinto de esta manera voy a pintar como una máquina» y explica que Warhol, en contra de todo lo establecido, no quería dejar su impronta a través de una obra única, sino que presentaba en sus serigrafías cosas de la vida cotidiana como una lata de sopa, una flor o imágenes de personalidades de la época como Mao, Mick Jagger, Liza Minnelli, Elvis Presley o Marilyn Monroe. Sofía no sabe quién es toda esta gente, pero le llama la atención la cara verde del chino (Mao) y los labios rojos de la mujer de pelo corto (Minnelli). Además, cuando la monitora muestra la famosa frase de Warhol «lo mas bonito de Florencia es el restaurante de McDonald's» y pregunta de dónde es ese restaurante, Sofía aclara que es «americano» y no «francés», como dice alguno de sus amiguitos.

El recorrido por la muestra, que conforma la primera parte del taller, continúa con las fotos del artista junto a Joseph Beuys, sus serigrafías sobre drag queens, la serie de 28 fotos Anticamera con Andy Warho, las «cajas del tiempo», donde el artista guardaba compulsivamente de todo, y otros trabajos. Tras esta visita, niños, padres y monitores se trasladan a la Factory, el taller de Warhol, que en Es Baluard se ha recuperado imitando sus paredes recubiertas de papel de plata. Ahí la tarea es conjunta. Los padres ayudan a sus hijos a recortar, encolar, pintar y pegar sus imágenes para configurar una serigrafía estilo Warhol. Algunos padres se ven más concentrados que sus hijos en la tarea y, algunos niños, son bastante más rápidos y creativos que sus padres. Hay padres perfeccionistas y niños que lo simplifican todo. Sofía se ha pintado con el pelo de azul y los labios rosa y muestra a Diego su obra. No es un Warhol, pero está llena de creatividad.