Una de las imágenes que forman parte de 'Posithiv+'.

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CARLES DOMÈNEC|BARCELONA

El fotógrafo Pep Bonet inauguró a principios de mes en la ciudad de México la exposición titulada Posithiv+. El estreno coincidió con el Día Mundial del Sida y permanecerá en el Centro Cultural de España hasta finales de febrero. El proyecto recoge el testimonio del mallorquín sobre el cambio experimentado por las sociedades de diversos países del Àfrica subsahariana en relación a la enfermedad del Sida y a la llegada del tratamiento retroviral. Posithiv+ ya ha recorrido numerosos países y tiene previsto presentarse el próximo año en Nicaragua, Logroño, San José de Costa Rica, El Salvador y Guatemala. La exhibición ha dado lugar al libro homónimo que edita Rozenberg.

En Posithiv+, Bonet ofrece una visión positiva de la enfermedad, desde la llegada de cocktail, nombre asociado a un conjunto de medicamentos que ha mejorado radicalmente la calidad y la esperanza de vida de los enfermos del Sida. En un viaje por Àfrica, Bonet conoció al activista puertorriqueño Carlos Cordero, quien tras contraer el virus se ha dedicado a sensibilizar sobre la importancia de los nuevos tratamientos, la necesidad de prevención y la responsabilidad de cada ciudadano en la lucha contra el Sida. Uno de los mejores amigos de Bonet y causante de que el mallorquín sea hoy en día fotógrafo, el catalán Sergi Agustí, acaba de estrenar en la sede de la Agencia Española de Cooperación en Madrid el documentaMuzuzangabo, el despertador de los demás. En la película, sobre el seguimiento a Carlos Cordero en El Congo durante los años 2003 y 2006, ha participado Bonet, quien ha cedido para la producción del documental algunas de las fotografías que tomó mientras se rodaba la producción. En una escena de la filmación, el mallorquín aparece realizándose el test del VIH para convencer a una serie de militares congoleños de la importancia del chequeo.

El reportaje más reciente de Bonet también ha tenido que ver con el Sida. El fotógrafo acaba de fotografiar en la India a diversos colectivos con el virus del VIH, para lo que ha tenido que recorrer durante varias semanas el país. Bonet ha retratado también a heroinómanos. El resultado ha sido una serie de imágenes muy duras, con rostros marcados por la pobreza, personajes encadenados por el cuello, miradas perdidas, toxicómanos pinchándose, pacientes con grandes heridas abiertas o niños enfermos.