Un momento de 'Tales of the body', con Andrea Cruz como bailarina y Tomeu Gomila como director de la pieza. Foto: SERGE CASES

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¿Qué situaciones puede adquirir un cuerpo? ¿Qué puede mostrar, sentir o expresar? La última propuesta de los mallorquines Au Ments, Tales of the body, presenta posibles respuestas a estas cuestiones a través de un único cuerpo, el de Andrea Cruz, que adquiere diferentes formas. La obra se estrena este viernes en el Auditori d'Alcúdia. «Mostramos situaciones vividas en un tiempo no lineal, y sí onírico, que se suceden», explicó Tomeu Gomila, alma mater de Au Ments junto a Andrea, que, en esta ocasión, ha cambiado el escenario por la dirección. Son «microhistorias» que hablan de «la fragilidad, el nacimiento, la violencia, la intimidad, la nostalgia, el enamoramiento o la ternura», es decir, «los estados que un cuerpo puede experimentar». ¿Cómo se narran estas microhistorias? «Utilizando el cuerpo como un automatismo». Su danza nace «de la corporeidad del gesto, de la imaginación o del simbolismo» y es «visual y corporal». Así, Andrea Cruz se transforma en una muñeca, «un personaje con un organismo dispuesto a transformarse en diferentes elementos», en palabras de la actriz. «Trabajamos observando nuestra sociedad, los patrones de comportamiento, las emociones o las situaciones que vivimos como seres de un universo onírico».

La construcción de Tales of the body ha sido «un trabajo de creación e investigación sobre el trabajo físico» en el que se ha experimentado con «el movimiento». «Es muy importante la estética y la atmósfera que se produce sobre un escenario». También se ha contado con la colaboración del músico Kiko Barrenengoa y del artista visual Marcos Vidal, que ha ayudado con la escenografía. El primero partió de una idea para desarrollar, a través de improvisaciones, «una atmósfera» que «se metamorfosea», según el músico.

Por primera vez, Au Ments se atreve con un solo, un monólogo sin texto surgido de «la necesidad de expresar algo más personal», aseguró Gomila. «Me apetecía experimentar con la dirección». ¿Alguna diferencia con protagonizar o participar en la obra? «Cuando interpreto, mi estado es diferente a cuando dirijo porque tienes que entregarte con toda tu emocionalidad. Ahora, sin embargo, lo veo todo desde fuera». Podría decirse que el director adquiere «una mirada objetiva y social» que se parece a «cómo lo verán el resto de personas». El resultado: improvisaciones, inspiraciones, análisis e imágenes que crean atmósferas que saltan del pasado al presente y a situaciones anacrónicas. «Hemos buscado limpiar los movimientos, conseguir una pieza cerrada y afinada al máximo», afirmó Cruz. Una obra que utiliza materiales reciclados para construir la escenografía, un baúl que se convierte en el pulmón de las microhistorias, y el vestuario. El siguiente paso: trasladarse a la sala El Canto de la cabra, de Madrid, para representar Tales of the body del 16 al 26 de noviembre.