Los cartelistas utilizaban imágenes impactantes para vender productos o conceptos.

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MARIANA DÍAZ

La aparición de la televisión y las revistas en color fueron mortales para un soporte publicitario que, como forma de expresión plástica, se ha revalorizado. Se trata del cartel publicitario. Una exposición que se inaugura el día 14 en el Museu de Mallorca dará a conocer ejemplares de la colección del economista y profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Carlos Velasco Muviedro. La muestra la organiza la mutua Fraternidad Muprespa en su 75 aniversario en colaboración con la Conselleria de Treball, por lo que se ha hecho una selección referida a los accidentes y la prevención que reune ejemplares datados entre finales del siglo XIX y los años sesenta del XX.

Carlos Velasco explicaba ayer desde Madrid que los carteles que se podrán ver en Palma se refieren a «publicidad, tanto comercial como institucional» realizados en papel, cartón o chapa. «Algunos están firmados, otros son anónimos y otros corresponden a artistas tan reconocidos como, por ejemplo, Ramon Casas». Para el coleccionista, el cartel narra «la microhistoria, nos cuenta los hechos de la vida cotidiana, cómo se vivía en otras épocas». Por ejemplo, uno de sus preferidos es una litografía de 1934 mediante la que el Gobierno de la República lanzaba una campaña de psiquiatría dirigida a los trabajadores, lo que demuestra la existencia de «una temprana sensibilidad social».

Del trazo modernista de Ramon Casas surgió, en 1910, una estampa en la que una madre y sus dos hijas, con un fondo de fábricas y chimeneas, llamaban, en Cataluña, a luchar contra la tuberculosis. El cartel, en definitiva, buscaba ser una imagen impactante, la mayor parte de las veces en color, que reclamaba la atención del ciudadano para vender un producto o una idea. En España hubo una gran tradición. «Los dibujantes españoles de la República eran considerados de los mejores del mundo», señala el coleccionista.