TW
0

LAURA MOYÀ

«No estoy nervioso porque creo que el equipo de actores que participa en la obra ha trabajado mucho, todo el mundo está preparado». Con estas palabras describía ayer Konrad Zschiedrich cómo se sentía ante el estreno esta noche en el Auditòrium de «Falstaff», la nueva producción de Rafel Oliver que dirige Zschiedrich. La obra permanecerá en Palma hasta mañana. El sábado estará en el Auditori d'Alcúdia y, el domingo, en Can Ventosa de Eivissa. Protagonizada por ocho actores, el montaje se basa en uno de los personajes más famosos de Shakespeare a quien el autor inglés nunca dedicó un título propio. De ahí que el director haya realizado una dramaturgia propia «fiel al texto» pero construida a partir de las dos partes de «Enrique IV» y con fragmentos de «Enrique V», «Ricardo II» y «Las alegres casadas de Windsor».

«Se trata de una comedia humana muy divertida con toques de tragedia», aseguró Zschiedrich. Caterina Alorda, Enric Garcia, Mònica Marcos, Pedro Mas, Vicenç Miralles, Rafel Ramis, Àlex Tejedor y Xim Vidal son los encargados de dar vida a los numerosos personajes que aparecen en «Falstaff». En la obra, Shakespeare sitúa la acción durante la Guerra de Unificación inglesa, cuando el país se encontraba inmerso en una cruenta contienda. El príncipe heredero es muy amigo de Falstaff, un hombre que vive según sus principios y que se rige sólo por sus deseos. Es alguien sin moral que comete crímenes y que influye en el joven príncipe.

«El montaje habla de las diferencias que existen entre lo que hay que hacer y lo que nos gustaría poder hacer, entre la obligación y el deseo». Cuestiones cotidianas que tienen difícil solución. «En el fondo, Shakespeare habla del caos, de cómo un día estás en lo más alto y, al día siguiente, te encuentras solo», como le sucede al protagonista. El director quiso destacar la escenografía, «construida en dos niveles que permiten jugar con la trama y ofrecen múltiples posibilidades», y el inmenso trabajo de los actores, «que tienen que desdoblarse en diferentes personajes, lo que supone un esfuerzo fuera de lo común». «El resultado que hemos conseguido se acerca bastante a lo que queríamos hacer desde un principio. Algunas cosas han cambiado pero, otras, se mantienen». Sin embargo, el público y los numerosos programadores que acudirán hoy al Auditòrium tendrán la última palabra. «Estamos en sus manos. Nunca se sabe cuál será su respuesta, aunque estoy convencido que nuestra propuesta les va a gustar porque hemos conseguido un buen producto».