En septiembre de 1972 un ataque terrorista sin precedentes sacudía
los Juegos Olímpicos de Munich. Ante los impotentes ojos de 900
millones de espectadores se desarrolló una masacre que acabó con la
vida de secuestradores y secuestrados. Pero lo que nadie apenas
conoce fue lo que ocurrió después. Tras aquel trágico suceso, el
gobierno israelí emprendió una operación secreta de venganza contra
los «instigadores» de aquella matanza aparentemente perpetrada por
el grupo palestino Septiembre Negro. La operación del gobierno
israelí fue encargada a un joven e idealista miembro del servicio
secreto israelí, al que se unieron otros cuatro especialistas en
vigilancia y espionaje con el objetivo de eliminar a 11 hombres de
una lista. En breves palabras, ésta es la sinopsi argumental del
film «Munich», dirigida por Steven Spielberg. Sin duda, el
«películón» de la temporada.
Ultima Hora quiso conocer el eco de la película en distintos
sectores de la sociedad. Gracias a la colaboración de Sebastià
Salom -propietario de los cines «Metropolitan»-, el rotativo
convocó a representantes del mundo judío y musulmán residentes en
Mallorca, además de especialistas en seguridad. El objetivo:
contrastar el mensaje y la calidad del film desde una óptica
poliédrica. No en vano, esta producción aborda el conflicto
palestino-israelí como antes nadie lo había hecho.
El evento contó con un testimonio de excepción: Damià Cerdà
Mayrata (Pollença, 1940), uno de los dos deportistas de Balears -el
otro es el baloncestista Rafael Rullán- que participó en aquella
cita olímpica. Integrante del equipo español en la modalidad de
pistola de velocidad, Cerdà estuvo a muy pocos metros de donde
sucedió todo. Hace una semana, los periodistas Carlos Montes de Oca
y Fernándo Fernández publicaban un excelente reportaje donde se
contaba aquella odisea. Cerdá estuvo encañonado 30 minutos «al ser
confundido con un terrorista por la policía alemana».
Cerdà recordaba el viernes pasado en el vestíbulo de los
Metropolitan que «por naturaleza soy bastante moreno, y más en
verano. Tal vez por eso me confundieran». Recordó no obstante que
«vi como mataban a un amigo mío, un entrenador rumano que dirigía a
los israelíes y con el que compartí una estrecha amistad con el
tiro olímpico. «Me lo encontré muerto, colgado en la alambrada». Al
salir de la proyección, el deportista dijo que «mi amigo es aquél
que escapa en calzoncillos. En el film parece que se salva, pero no
fue así. Al doblar la esquina se lo cargaron».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.