The Cuts, los primeros en actuar en la carpa. Foto: JOANA PEREZ

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JOAN CABOT

Si el viernes el protagonista fue la lluvia y el viento, los 1.500 asistentes a la jornada del sábado del Festival Indirama tuvieron que aguantar un frío de rigor. Esta vez sí se pudieron realizar todos los conciertos, excepto el que tenía a Christina Rosenvinge como protagonista: la cantante decidió retirarse del escenario en medio de la prueba de sonido y cancelar su actuación. Así que los primeros en aparecer en el escenario grande fueron los barcelonautas Sidonie. El paso al castellano no les ha cambiado. Tampoco les ha mejorado, así que siguen siendo la misma banda entretenida pero sin mucha inspiración. Algo que le sobra a Kiko Veneno que repasó buena parte de sus éxitos en la escasa hora de concierto. No ha perdido fuelle y sigue transmitiendo una energía y pasión capaces de aguantar el tipo por sí solas. Si además uno compone temas como los suyos, el resto es coser y cantar.

Los Planetas por su parte, estuvieron a la altura de su nombre. Esta vez ya habían avisado que venían con ganas, que llevaban una temporada sin actuar. A estas alturas ya tienen un cancionero difícil de superar y de rebatir y ni siquiera tienen que comerse mucho la cabeza para completar un set imparable. Fueron la banda que más expectación creó y la que probablemente más público arrastró hasta Son Rossinyol. También Lori Meyers tienen donde escoger, su dos discos están llenos a rebosar de melodías soleadas y ese aire algo retro que te hace recordar a Los Brincos. Ellos protagonizaron algunos de los mejores momentos sobre el escenario grande, momentos antes de que Miqui Puig se pusiera tras los platos. Como siempre, combinó clásicos y temas actuales en una sesión inteligente y con buen gusto.

En la carpa los primeros en actuar fueron The Cuts, que mostraron buenas maneras y un sonido muy en la línea del revival post-punk británico. Tarik y La Fábrica de Colores, el proyecto del cordobés Àlvaro Muñoz, presentó los temas de su nuevo disco tras ocho años de espera, para el que ha contado con la colaboración de miembros de Los Planetas y Limousine. Por allí en medio se coló el mini concierto de Amarillo, que no pudieron actuar el viernes. Tocaron pocos temas pero dejaron buen sabor de boca. A pesar del cambio en la formación siguen siendo una banda que apuesta más por la frescura y las buenas melodías que por una ejecución técnica. Uno de los mejores momentos de la noche en la carpa llegó de la mano de Nosoträsh. Sus tres últimos discos están repletos de grandes canciones, pequeñas elegías pop que consiguieron darle algo de la calidez a la noche y que el frío no picara tanto.