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Cuatro personajes femeninos interpretados por hombres es una de las aportaciones de la versión de «La casa de Bernarda Alba» que hoy se representa en el teatro de Artà bajo la dirección de Bernat Pujol. El premiado grupo Sa Boira de la ONCE aborda este título de García Lorca con «un trabajo actoral de gran dignidad».

Bernarda Alba; la Poncia; María Josefa, madre de Bernarda, y Prudencia, una vecina, son los papeles que Pujol a encomendado a cuatro actores. El director apuntó ayer que «la interpretación de todos es de una gran fuerza ya que la obra resulta muy peligrosa porque tiene una gran base realista, pero, al mismo tiempo, con continuos datos simbólicos muy propios de la literatura lorquiana». Ese tono simbólico se mantiene en la escenografía «para acentuar la universalidad del texto». Una gigantesca red de pescador «representa a una terrible tela de araña que atrapa a todos los habitantes de la casa».

«El montaje intenta dar vigencia al problema represivo que sufre la mujer musulmana con enormes velos y pañuelos negros, signos de prisiones oscuras», añade Pujol. También es «importante la música, con sonidos árabe-andaluces que acentúan las intenciones que he explicado». El vestuario «es de una austeridad total, negro».