«Cuatro niños posando», fotografía hecha por Shoji Ueda en 1939 que se expone en la Fundació La Caixa.

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William Ewing, comisario de la exposición que ayer se inauguró en la Fundación La Caixa, relacionó las fotografías del japonés Shoji Ueda (1913 - 2000) con la sensibilidad del jazz aduciendo que, como hacen los intérpretes de dicho estilo, «presenta un tema y juega con él». La muestra, que reúne una larga trayectoria de más de setenta años, se titula «Una línia subtil» y se ha organizado entre la citada entidad y el Mussé l'Elyssé de Laussane (Suiza), del que Ewing es director.

La exposición, de la que también es comisario Gabriel Bauret, recoge las distintas etapas en el trabajo de Shoji Ueda, un fotógrafo que apenas salió de su provincia natal, Tottori, pero cuyas imágenes forman parte de colecciones como las del Centro George Pompidou de París o el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Una obra que, como recordó ayer William Ewing no sin cierta ironía, debido a la calidad de la exposición, correspondería a su faceta de 'aficionado' ya que se ganaba la vida haciendo fotos de encargo desde su tienda y estudio fotográfico.

«Una línia subtil» hace referencia «literalmente a la forma de mirar de Shoji Ueda, muy aguda, y también a que lo que no aparece en la foto es tan importante como lo que sí aparece», señaló Ewing, y añadió que esa «sutileza es el resultado de una combinación de elementos como la línea, la forma, el personaje...». Ueda «no tiene en cuenta al individuo por sí mismo, sino como parte de la humanidad, es un humanista que celebra al ser humano en su entorno». La exposición se ha dividido en siete ámbitos que recogen sus inicios, datados entre 1929 a 1949; el «Teatro de las dunas», (1945 - 1951), en el que se cuelgan sus imágenes más conocidas, personajes sobre las dunas de Tottori encarnados primero por su propia familia y más tarde por actores; los cincuenta son años de naturalezas muertas y paisajes, composiciones de objetos sobre la arena con las que consigue imágenes que se asemejan a cuadros surrealistas, aunque sus referencias no fueron los creadores de este movimiento, sino el fotógrafo Jacques Henri Lartigue; Los niños pueblan las instantáneas de 1955 a 1970 y el artista se aproximó a ellos no como personas, sino como «objetos» de sus montajes; «Paisajes y memorias» (1970 - 1985) y «Retorno a las dunas», 1980 - 1999, son los últimos apartados.