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JOANA NICOLAU/L.M.

La XXIII edición de la Fira del Llibre cerró ayer por la tarde sus puertas tras diez días de intensa actividad en torno a la literatura. El punto y final lo puso una jornada con los volúmenes a precio de saldo, hecho que propició una mayor asistencia. Aún así, según se desprende de una encuesta realizada entre los libreros, la gran mayoría se mostraron insatisfechos con el traslado del evento a la Plaça d'Espanya.

Un 57 por ciento de los participantes se mostró partidario de regresar el año que viene al Born frente a un 27 por ciento que dijo estar satisfecho con el cambio de ubicación. A pesar de estas cifras, un 93 por ciento está interesado en repetir experiencia el año que viene. En cuanto al número de visitantes, desde la organización se afirmó que ha sido «más o menos» el mismo que en anteriores ediciones. Ayer todavía se desconocía el volumen total de ventas.

La jornada de ayer contó con varias actividades. A primera hora, los visitantes pudieron disfrutar de una representación de teatro callejero con los mimos Lectura Mágica. Después, aquellos que quisieron colaboraron en la creación de un libro con el grupo Edició d'Art de la Escola Superior de Disseny de les Illes Balears, realizado en técnicas gráficas mixtas. Por la tarde, Joan Font Rosselló firmó ejemplares del libro «Artesanos de la culpa. Los intelectuales y las buenas intenciones».