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Bruno Beran vivió a merced de los principales acontecimientos del siglo XX. Austríaco de nacimiento, se trasladó junto a su familia de país en país huyendo de guerras y tragedias. En 1971 recaló en la Isla, donde falleció en 1979. El Museu de Mallorca recupera, a través de una exposición inaugurada ayer, la obra de un pintor de oficio que dedicó su existencia a plasmar paisajes y figuras en lienzos.

«Esta muestra es algo inesperado, una ocasión especial que creía que nunca llegaría a ver», explicó Rudolf Beran, hijo del artista. La exposición, que cuenta con la colaboración de Caixa Colonya, es «un acto de reconocimiento a una figura que no logró lo que se merecía», según Francesc Fiol, conseller de Cultura del Govern. Para Rudolf Beran, el pintor «no consiguió una reputación mundial» pero «se pasó toda su vida pintando». Una vida en la que cambió de residencia en más de diez ocasiones, huyendo de la Primera Guerra Civil, la Depresión y sus secuelas, el ascenso del nazismo, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto o la Guerra Fría.

Tras un largo periplo mundial llegó a Mallorca en 1971, decantándose por la Isla porque era un lugar tranquilo y acogedor que ya conocía de otros viajes (1933 y 1967). Como herencia donó al Museu de Mallorca una serie de obras que pertenecen a los fondos del centro y que ahora han visto la luz. La muestra contiene 18 piezas de los fondos y otras 20 de colecciones particulares que completan el montaje. «Nuestra intención era enseñar el recorrido artístico y vital de Beran a través de sus cuadros», aseguró Joana Maria Palou, directora del Museu de Mallorca. Beran «conocía los movimientos que rigieron su época», reflejándose este conocimiento en «su obra». «Beran nunca abandonó el impresionismo y expresionismo aunque, en el fondo, sería difícil definir su estilo», en palabras de Palou.

Bruno Beran se caracterizó por pintar paisajes y retratos. «Su obra cuenta con numerosos retratos de su esposa y autorretratos», dijo Palou. Sus figuras humanas buscaban mostrar «el carácter del personaje» presentándose, en ocasiones, «en actitudes serias», explicó Rudolf Beran. «Mi padre no era un hombre de sonrisas, siempre estaba serio. De ahí que muchos de sus cuadros presenten rostros pensativos». La muestra itinerará por diferentes localidades de Mallorca, Eivissa y Menorca para finalizar dentro de un año en el Museu de Pollença.