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ANA B. LLOPIS

La educación sentimental de los años sesenta, humor, ternura, melancolía, inocencia y un final sorprendente son algunos de los ingredientes de «Chiquilladas», donde «cada uno puede hacer su propia lectura, viendo el comportamiento de aquella época en que todo se aprendía por ciencia infusa, en que los padres apenas explicaban nada a los niños argumentando que ya se enterarían llegado el momento, haciendo que los pequeños descubrieran todo de una manera extrema y sin entender el por qué de algunas de las cosas que veían», añadió José Carlos Marín.

El Teatre del Mar acoge, desde hoy y hasta el próximo domingo 12 de diciembre, el montaje teatral «Chiquilladas». La compañía Noba Producciones es la encargada de la puesta en escena de la obra de Raymond Cousse, adaptada y dirigida por Rafael Campos. El espectáculo, un monólogo ambientado en la España de la posguerra, narra la realidad de la época vista a través de los ojos de Gaspar, un niño que cuenta sus experiencias infantiles. Su modo de aprender las cosas llaman la atención y la curiosidad tanto de él como de su amigo. Los actores José Carlos Marín y Jesús Bernal, encargados de dar vida a estos personajes, coinciden en señalar que les parece «muy atrayente la posibilidad de repartir el texto entre los dos. El planteamiento no era parodiar a los niños, era buscar a dos niños que viven y pasan por todas las emociones que se les plantean a esas edades y en esa época como aprender a vivir, la muerte, la iglesia, el sexo, y otra serie de temas que les provocan curiosidad».

La obra, que se ha representado en diferentes puntos de la geografía española durante el pasado año, ha obtenido una buena acogida por parte del público y de la crítica, puesto que ha sido calificada como el segundo mejor espectáculo de la Feria de Teatro de Aragón.