TW
0

«Dalí intentó la cuadratura del círculo, quiso fusionar la vieja tradición artística con la nueva cultura de masas», aseguró Cabanillas. Quería unir «el pasado con el futuro» superando las trabas de la cultura industrial naciente. «No buscaba dar la sensación de crear productos en serie ni de pérdida de originalidad y de individualidad. Fue el ejemplo a seguir». Durante la conferencia, que mezcló la palabra con la imagen, proyectando el documental entre intervención e intervención de Pío Cabanillas, se explicaron las cinco claves para poder entender el pensamiento de Dalí. La primera se basa en ver a Dalí como el artista de las mil caras, que «no dejó ningún ámbito por tratar».

La segunda, «el genio del pensamiento» y su influencia posterior; la tercera, «el hombre adelantando a su tiempo»; la cuarta, y objeto de la charla, «su asignatura pendiente: el cine» y, la quinta y última, «Dalí como personaje excéntrico». Cabanillas aportó su particular clave: «Su papel como el comunicador más importante del siglo XX». Para el artista, «todo es cultura». Y, todo, implica también el cine, «el catalizador de toda la visión de Dalí». Su historia personal con el séptimo arte empieza en su niñez. «Dalí no llegó al cine desde el intelecto, llegó desde el corazón». Estaba «fascinado» por la imagen, una imagen que le llegó a través de su familia.

Otro elemento clave fue su paso por la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Buñuel y a Lorca. «Un Dalí tímido e introvertido llegó a la capital vistiendo de forma excéntrica». Buñuel, por su parte, tenía el carácter contrario: «Era expansivo, abierto». ¿Cómo congeniaron? «Gracias a la labor de Pepín Bello, que los presentó». Desde ese instante, se hicieron amigos inseparables.