TW
0

Escritores, artistas, músicos, políticos, gente anónima y personalidades relevantes se han sentido atraídas durante siglos por los paisajes y la gente de Mallorca. La estancia de Chopin y George Sand en la Cartoixa de Valldemossa, los últimos años que Joan Miró pasó en Son Boter o el refugio que Robert Graves encontró en Deià son algunos ejemplos. Menos conocido es el amor que profesó por la Isla Thomas Bernhard, uno de los escritores en lengua alemana más importantes de su generación y que encontró en Palma «la ciudad ideal», como explica Miguel Sáenz en «Thomas Bernhard. Una biografia».

Autor de las traducciones al castellano de la obra de Bernhard, en la revisión que hace sobre la vida y la obra del autor Sáenz dedica un capítulo a descubrir las visitas que el novelista realizó al país, donde frecuentó Mallorca, Madrid y las costas del Sur. De todos estos destinos, el autor deja constancia de que la Isla era su preferido recogiendo testimonios del escritor, quien se sentía especialmente cautivado por Palma, por «la atmósfera de la ciudad, el puerto y el mar». El autor de la celebrada novela «El malogrado» visitó la Isla en diversas ocasiones junto a su hermano y con otras compañías. Mallorca fue también el destino elegido por el autor para realizar su larga entrevista con Krista Fleishmann en 1981.

Sáenz descubre los diferentes hoteles en los que se alojó, todos cerca de Palma, ciudad que disfrutaba de recorrer bajo el sol: «En noviembre, cuando la niebla nos oprime y reprime de la forma más cruel, he caminado por Palma en manga corta y me he tomado diariamente mi café en el famoso Born». Y es que, precisamente en el Born, el escritor encontró un refugio ideal en el desaparecido café Miami. Sáenz explica como cuando el café cambió de dueño, Bernhard decidió abandonar Palma. Este cambio coincide con la llegada masiva del turismo del que Bernhard se hace eco en «Hormigón»: «La Isla continúa siendo la más bella de Europa, ni siquiera los cientos de millones de alemanes y los igualmente horribles y pendencieros suecos y holandeses la han poder aniquilar. Hoy es más bonita que nunca».