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L.M./J.C.

Lleva toda una vida dedicada al arte y, ahora, su arte se adentra por primera vez en el país. Beverly Pepper expone desde la pasada Nit de l'Art sus esculturas en el Casal Solleric, donde presenta la retrospectiva «Una poètica de l'espai». «Ha sido una experiencia cansada pero muy emocionante», explicó Pepper. Problemas con el traslado de las piezas hizo que el montaje se retrasara aunque estuvo listo a tiempo para la inauguración. «Me encanta como ha quedado, sobre todo la mezcla entre la arquitectura señorial del Solleric y mis piezas, la unión entre la creación contemporánea y la historia».

Para Pepper, «la escultura siempre supone un problema». «Es como tener un hijo. Cuando ya lo has tenido se te olvida lo doloroso que ha sido el parto». La artista asegura trabajar dividida entre el amor y el odio hacia sus piezas. «En muchas ocasiones odio la escultura pero soy incapaz de dejarla, es como una droga». Cuando Beverly Pepper empezó en el mundo del arte, hace más de 50 años, pocas mujeres se habían atrevido con los grandes formatos escultóricos. «Al principio, el hecho de ser mujer y escultora suponía un problema» sobre todo cuando trabajaba con piezas de hasta 20 metros o más.

«En la actualidad, las nuevas tecnologías y herramientas han hecho que más mujeres se hayan acercado hasta esta disciplina». La artista aprovechó su estancia en la Isla para visitar Es Baluard, donde se exhibe una obra suya. «Me gusta donde la han situado». Pepper aseguró que «Es Baluard es un museo muy hermoso». «Ha sido un acierto conservar la arquitectura original, las murallas. Muestra un respeto arquitectónico por el barrio y su entorno».