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La excavación en la calle Antonio Maura de Palma confirma un nuevo dato sobre el desarrollo de la ciudad a lo largo de la historia. En este caso se trata del descubrimiento del espigón del muelle construido, según los primeros indicios, en el inicio de la Edad Moderna, es decir, entre los siglos XV y XVI. Esta infraestructura, aparecida en una zona cercana a la estatua de Ramon Llull situada al final de la calle Antoni Maura, aún ha de ser analizada por los arqueólogos que trabajan en la excavación, Rafael Turatti y Francisco Domínguez, colaboradores del departamento de prehistoria y arqueología de la Universidad de Granada. No obstante, la cerámica que apareció asociada al muelle se data a partir del siglo XV y son materiales, fundamentalmente, de vida cotidiana, explicó ayer Francisco Domínguez. «La entrada en funcionamiento del muelle se conocerá definitivamente cuando estos expertos estudien con mayor profundidad tanto los restos cerámicos como la documentación histórica. En la Edad Moderna, apuntan, esta zona del puerto no estaba amurallada. El espigón trascurría en diagonal hacia el mar desde lo que hoy es el límite de Antonio Maura con la autopista.

A lado del citado espigón los arqueólogos también han hallado el sistema de alcantarillado, igualmente de los siglos XV y XVI, que vertía al mar las aguas de la zona de Atarazanas. Se trata de una construcción de unos ochenta centímetros de alto y cubierta a dos aguas. «El alcantarillado iría entre el muro del espigón y la escollera y se le abren dos ramificaciones», añade el arqueólogo.

La excavación continúa ofreciendo restos cerámicos de distintas épocas entre los que sobresalen los romanos de los siglos II y I antes de Cristo. Son cerámicas de barniz negro y sigilata. La primera se hacía a imitación de la cerámica ática (griega) y era de calidad refinada. Como detalle curioso, uno de estos fragmentos lleva el sello del alfarero.