Los cuadros pintados por Giuseppe Dardarone. Foto: JAUME MOREY

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Restauración de la Capilla del Sant Crist; del órgano; poner en marcha la segunda fase del museo de la cripta de Sant Llorenç; cambio de la iluminación artificial y aumentar la natural despejando de suciedad el exterior de los vitrales; arreglo de las grietas y humedades de las bóvedas que han llegado a ocasionar desprendimientos. Miquel Orell, párroco de la Santa Creu, relata las necesidades de la iglesia, que se situó en primera línea de la atención ciudadana e institucional cuando el anterior conseller de Turisme, Celestí Alomar, creó el museo y un recorrido histórico que se iniciaba en este templo. Aquel impulso ha caído en picado.

Hoy, la Ponencia Técnica de Patrimoni Històric deberá definirse sobre el proyecto de restauración de la Capilla del Sant Crist, donde, además de la imagen del Cristo barroco y la escenografía que lo enmarca, destacan los lienzos pintados por Giuseppe Dardarone, italiano que vino a Mallorca en época de Felipe V y pintó los frescos de Can Vivot. Al párroco le preocupan las grietas de las bóvedas, muy visibles en la zona del altar, y la humedad que las impregna. «Cuando la humedad seca se cae un polvillo que cubre los bancos, además, hemos encontrado cascotes que se habían desprendido del techo», comenta Orell.

Y un asunto que le trae de cabeza es la desatención que sufre el museo por parte de los nuevos gestores políticos, lo que ha ocasionado el descenso de visitantes, a pesar de que se exhiben piezas litúrgicas de gran valor. En una segunda fase se iba a ampliar con la musealización del interior de la iglesia y la apertura de otra sala, hoy tapiada, en el coro. Orell cree que el museo y el recorrido «La Ciutat i el mar» que lo incluye «no están bien publicitados ni promocionados».