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El Gran Hotel celebra sus cien años de existencia y, a su vez, la Fundació la Caixa conmemora sus diez años de trabajo desde este emblemático edificio modernista. Por ello, se han programado una serie de actos que unirán la historia del Gran Hotel con las actividades realizadas desde el centro cultural y con el modernismo como corriente artística. El próximo 28 de julio es el día escogido para inaugurar una exposición que mostrará tres vertientes diferentes. Por una parte, «Un espai viu», un recorrido por la historia del edificio desde sus inicios hasta su rehabilitación. Por otra, «Una història de 10 anys», un paseo por los diez años de actividades de la Fundació la Caixa desde el Gran Hotel. Y, por último, «Les estacions del Modernisme», un viaje alrededor de Europa y las manifestaciones más importantes de esta corriente artística.

El mismo día, Amelia Llop protagonizará el espectáculo de danza «Homenatge a Loïe Fuller» y el Quintet de Vent Psicofonies ofrecerá el concierto «La relació de l'arquitectura i la música modernistes». El 29 de julio, por su parte, se presentará el proyecto «Viu el modernisme», una visita guiada por la historia del Gran Hotel, por la figura de Anglada Camarassa y por el modernismo de las Illes Balears. Los tres montajes podrán verse en los atrios de las tres primeras plantas del edificio, recuperando, de esta manera, «un espacio nunca antes empleado para exposiciones», según Jaume Martorell, director de la Fundació la Caixa. Esta circunstancia se debe a la estrecha programación del centro, «planeada con cuatro o cinco años de antelación».

El Gran Hotel nació con la intención de arrancar la industria turística local. Una industria incipiente que tenía entre sus primeros clientes a artistas como Joaquim Mir, Santiago Rusiñol o Antoni Gaudí. Miquel dels Sants Oliver fue uno de sus principales promotores y, el empresario de calzado Joan Palmer, quien había hecho fortuna en Montevideo, el encargado de llevar a cabo el proyecto. Para ello, contó con la ayuda del arquitecto Lluís Domènec Montaner. El 9 de febrero de 1903 se inauguró el edificio que incluía avances tecnológicos como agua corriente, water-closeds, ascensor o luz eléctrica. Sin embargo, en 1932, la empresa Homasa adquirió el Gran Hotel y, entre 1940 y 1942, se instaló el Instituto Nacional de Previsión. Fue entonces cuando empezaron los años oscuros, una época en la que se mutilaron parte de los elementos de la construcción que su rehabilitación, muchos años después, permitió recuperar.