Imagen general del yacimiento de Cabrera. Foto: SERGE CASES

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Buscaban restos de un monasterio del siglo V después de Cristo y encontraron, casi intacta, la huella de los miles de prisioneros franceses en Cabrera a principios del siglo XIX. Los arqueólogos que excavaron el pasado mes en la isla regresaron a Mallorca con materiales que documentan los hechos narrados por los cautivos a su regreso a Francia.

Fue una sorpresa. Los arqueólogos, codirigidos por Magdalena Riera, arqueóloga municipal, y Mateu Riera, buscaban el núcleo principal de una comunidad monástica que, por la cerámica que se había encontrado anteriormente, sería de época bizantina, siglos V al X después de Cristo, pero también podía datarse anteriormente.

Los documentos históricos certifican la existencia de dicha comunidad «que se abandona al llegar el Islam y hasta el siglo XX no se vuelve a reconocer su existencia», explica Mateu Riera, cuya tesina, dirigida en Barcelona, trata de este asunto. «Lo que fuimos a buscar a Cabrera con esta campaña de excavación eran restos de estructuras», dice, puesto que cerámica bizantina había salido en abundancia. «Y nos encontramos con que los prisioneros franceses se habían instalado en lo que parecía el núcleo principal de la comunidad». Los arqueólogos encontraron unas cubetas romanas o bizantinas excavadas en la roca y cubiertas de opus signinum (que equivaldría al cemento romano) «que los prisioneros reutilizaron», explica Mateu Riera. Dichas cubetas rectangulares podían haber servido para el salazón en época de la comunidad monástica, o anteriormente.