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Pep Coll, fotografiado en su estudio de Palma ante algunas de sus obras. Fotos:TOMÀS MONSERRAT

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El pintor Pep Coll inaugura en la galería Joan Oliver «Maneu» una exposición de sus últimas obras con las que regresa al circuito artístico de Palma después de cuatro años sin exponer. El martes, a las 20.00 horas, se inaugurará la exposición en la galería Joan Oliver «Maneu», donde se verá una pintura que «ha evolucionado», en palabras del pintor, que aclara: «Hay un cierto avance, pero no una ruptura total con mi obra anterior, porque yo, utilizando un lenguaje que se hizo famoso durante la transición, soy más un pintor de 'reforma democrática' que de ruptura».

Pep Coll, que dice seguir pintando «porque la pintura me enseña a aprender a mirar», reconoce que en esta exposición todas las obras tienen en común «una cierta nostalgia o melancolía, ya que son unos cuadros que he realizado pensando en mi hermano, fallecido hace ahora un año». Es por esto que sus telas actuales están llenas de referencias a la infancia, a su infancia, una infancia humilde y plácida, feliz. Una revisión del pasado hecha por ello «sin acritud, sin agresividad».

En siete años sólo ha organizado dos exposiciones individuales en Mallorca, un balance magro para un pintor que dice «trabajar mucho, aunque soy lento pintando, porque aunque mis obras puedan parecer sencillas, están muy pensadas, muy reflexionado cada detalle». Así, cuando se le pregunta el porqué de esta ausencia, no duda en responder que «muchas veces nadie te quiere». Y añade: «No soy una persona que se deje ver mucho, no voy a inauguraciones ni a actos sociales. Debe ser por ello que no se acuerdan de mi. Lo curioso es que después siempre salen los mismos. Gudi Moragues, que ha hecho el texto del catálogo en esta exposición, es la única que cuenta conmigo en sus proyectos». Pese a ello, rechaza la etiqueta de pintor maldito. «Que la gente haga lo que quiera, que yo hago mi camino», sentencia.