Marta Romanowska y Guillem Frontera, en Pelaires. Foto: JAUME MOREY

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Tadeusz Kantor tenía una personalidad tan fuerte que, en tiempos de la Guerra Fría, fue de los pocos que salió de su Polonia natal para ir al otro lado. «Pertenecía a la generación de la guerra y, la contienda, le creó un complejo que se reflejó en toda su obra», aseguró Marta Romanowska, representante del Museo de Cracovia. El Centre Cultural Contemporani Pelaires inaugura hoy «Visions espanyoles en l'obra de Tadeusz Kantor», una muestra que descubre el lado pictórico del autor teatral. El montaje abre las actividades de «La primavera polonesa a les Illes Balears».

«Muy pocas veces se dejaba influenciar por motivos ajenos a su personalidad». Sólo se dejó llevar por la temática española, sobre todo por Goya, Velázquez, Dalí y Picasso. Su trabajo como hombre de teatro le llevó a visitar el país en varias ocasiones e, incluso, estuvo en Palma. Aquí, descubrió cuatro paisajes: un monumento a José María Cuadrado cerca de la Seu, dos vistas del Castell de Bellver y el antiguo edificio del Hotel Bellver. Se trata de notas gráficas de sus viajes que pueden verse en la exposición.

«El teatro y el arte tenían en común los clichés de memoria, el pasado y su conciencia». Sus recuerdos se mostraban de «una manera moderna» y se deslizaban por «el surrealismo y el informalismo». «Su teatro era parte de su pintura» y, por lo tanto, en muchos de sus cuadros Kantor está presente como estaba presente en las representaciones. «Intentaba salvar su propia personalidad de la dura realidad que vivía».

España se quedó en su memoria por «sus colores, la naturaleza y la diferencia con su entorno habitual». Así surgen meninas, infantas y fusilamientos que recuerdan a Velázquez y a Goya. O la catedral de Barcelona vista a través de diferentes luces y momentos del día. «Quería demostrar que el artista nunca se debe dejar encerrar en su país, no podía ser individualista». Kantor pintaba sus reflexiones a través de lo que denominaba «la habitación de la imaginación», en la que entraban diversos motivos que salían cambiados y vistos según su óptica.