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P.BATLLE
«Nunca me ha gustado seguir las modas literarias». Esta rotunda afirmación que pronunció ayer el escritor mallorquín Cristóbal Serra es la que mejor condensa y define sus más de 40 años dedicados a la vida literaria. Cristóbal Serra fue el encargado de impartir la lección inaugural del curso «Literatura salteada de Cristóbal Serra», organizado por el Col·legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de les Illes Balears, de quien recibió la insignia de oro que lo distingue como licenciado de honor de manos de Jaume Canyellas, presidente de la entidad.

Los organizadores de este curso, dirigido a profesores e investigadores de la literatura, se han fijado los objetivos de ofrecer una visión integral y completa de su obra; profundizar en los mecanismos y concepciones estéticas que le dan vida; dar a conocer su persona como escritor excéntrico y solitario; y, finalmente, rendir un merecido homenaje a un de los grandes escritores mallorquines. Cristóbal Serra, que se mostró orgulloso de pertenecer a la generación de Joan Bonet, reconoce que «soy un autor cuya obra se caracteriza por la ruptura de los géneros literarios». Considerado como uno de los pioneros que en los años 60 rompió con la literatura realista para pasar a la surrealista, se resiste a incluir su obra en una corriente literaria concreta y afirma «comencé en la vanguardia y, tal vez, no la he llegado a abandonar nunca. Algunos dirán que soy un poco dadaista y otros más surrealistas. Decidí romper con el realismo y me entregado por completo al juego imaginativo».

Cada una de las jornadas del curso, que se clausurará el próximo día 7, estará dedicada a un eje temático artístico distinto: la primera, a la ruptura con la literatura de compromiso, con especial atención a la obra «Péndulo»; la segunda, a la seva dedicación especial a los aforismos; la tercera, a sus viajes quiméricos e imaginarios; la cuarta, a la literatura de sus diarios; y la última, a la vertiente más esotérica de su obra.

«Me satisface mucho que se haya organizado un curso para profundizar en mi obra. Sin duda, dará una idea muy acabada de todo lo que haya podido escribir en estos 40 años», comentó el escritor antes de pronunciar la lección inaugural, que tituló «Yo, asnomaníaco» y en la que afirmó sentirse identificado con el disparate, «como fenómeno surgido de la razón, pero contrario a ella. Un disparate es tan natural como un refrán razonado», dijo.