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El arquitecto y presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Sebastià, Antonio García-Ruiz Rosselló, falleció ayer en la clínica Rotger, dejando atrás una larga carrera que compartió con su afición por la pintura, que también practicó, y la cerámica, de la que poseía una de las colecciones más importantes de Mallorca. El funeral por su alma será el lunes a las 20.00 en la iglesia de Sant Jaume.

Fundador de una saga de arquitectos, de la que forman parte sus hijos Luis y Jaime, también fue militar, como su padre, y como persona destacaba por su elegencia y caballerosidad, según quienes le conocían. Como arquitecto municipal de Ciutat, de 1943 a 1967, proyectó la reforma del cementerio municipal de Palma, construyendo también su capilla católica, y dirigió las obras del Mercat de l'Olivar. Trabajó a caballo entre el racionalismo y el regionalismo, de lo que es ejemplo el edificio del cine Augusta.

También hizo el monumneto a Santiago Rusiñol, en Son Armadans, y numerosos edificios de viviendas y hoteles. Miembro de la Real Academia de Sant Sebastià desde 1953, la presidió desde 1989. El último acto público al frente de la misma fue la presentación de un libro de Ferrer Flórez. Como pintor cultivó el paisajismo postimpresionista y fue autor de un estudio arquitectónico sobre la possessió de «Sarrià».