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El escritor José María Gironella falleció ayer en Arenys de Mar a los 85 años de una embolia, dejando un legado literario que causó un gran impacto en las letras españolas de la posguerra, dominado por dos de sus experiencias vitales más profundas: su pasado como combatiente franquista y su pasión por viajar. El autor será enterrado hoy en el cementerio de la localidad.

Gironella, que nació en Darnius el 31 de diciembre de 1917, ingresó en 1928 en el seminario que, tres años después, abandonó para trabajar como dependiente de una droguería. Al estallar la Guerra Civil, el joven se pasó a la zona franquista, donde combatió durante toda la contienda. A principios de la posguerra, el autor se dedicó a toda clase de negocios para poder sobrevivir, incluído el contrabando, por lo que fue encarcelado.

Sus vivencias personales le empujaron a escribir en periódicos. Su trayectoria literaria nació con un libro de poemas que publicó en 1946, «Ha llegado el invierno y tú no estas aquí». Ese mismo año contrajo matrimonio con Magdalena Castañer y le «prometió» como regalo de bodas el Premio Nadal, premio que consiguió con «Un hombre».

Gran viajero, un encuentro con Ortega y Gasset propició su pasión por recorrer el mundo. Vivió en París y visitó países como la India, Japón, China, Israel, Camboya, Grecia y Oriente Medio. En 1953 escribió la primera parte de una trilogía con un enfoque que revisaba la historia oficial de la Guerra Civil, «Los cipreses creen en Dios», obra que constituyó un verdadero impacto en la literatura española de posguerra y de la que, hasta el momento, se han vendido más de seis millones de ejemplares. A este volumen le siguieron en 1961 «Un millón de muertos» y, en 1966, «Ha estallado la paz».

Cinco años después obtuvo el premio Planeta con «Condenados a vivir», que fue considerado por muchos como una prolongación de la trilogía. En estos años, Gironella fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura y el Thomas Moore de Chicago y publicó «Los fantasmas de mi cerebro», un libro de consideraciones psíquicas sobre su estado de ánimo durante la profunda depresión que le sobrevino en la Nochebuena de 1952.