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El escultor Josep Maria Sirvent prepara sus esculturas para enviarlas a la galería San Carlo de Milán, "una de las que expusieron sus piezas en la pasada feria de Arco", donde el próximo día 10 inaugura una muestra de escultura, obras de formato mediano aunque faltarán alguna de sus creaciones de grandes dimensiones. De la exposición, en la que también colgará pintura, se editará un catálogo con un texto de Pierre Restany, presidente del Palais de Tokyo, para cuya elaboración cuenta con una pequeña ayuda del Govern.

Giancarlo Di Majestris, galerista milanés de Sirvent, hablaba ayer desde Italia sobre la obra del artista: «Estoy muy interesado en el trabajo de Sirvent porque creo que está pleno de fuerza, de expresión de libertad de la materia, el hierro, el granito, creo que es un escultor muy importante». En varias de las piezas de última factura Sirvent añade un nuevo material, madera. «No es la primera vez que trabajo con ella», comenta. En esta ocasión el hecho artístico resulta de una acción que el artista califica de «sentimental».

Acero corten, granito y madera de pino sin tratar, con todas sus grietas y vetas, conforman unas obras que provienen de un mismo lenguaje, «una actitud de búsqueda frente al espacio». Un hecho fortuito le situó frente a la madera en este recién acercamiento a la misma: «En Formentor me encontré con los pinos caídos durante el vendaval, algunos enormes que incluso estaban dentro del agua», dice. «Los adquirí, los dejé secar hasta que salió la resina, y los incorporé a la obra como un elemento más». Al lado del acero corten y el granito de los Pirineos catalanes, la madera funciona sumando fuerza y ligereza. Ambas cualidades, producto tanto de los materiales como de la forma en que los domina y moldea, definen la escultura de Sirvent, una práctica plástica que le conduce a extraer «la simplicidad esencial» a la que Pierre Restany se refiere en el texto del catálogo.