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Los responsables del Capítol Catedralici presentaron ayer el inicio oficial de las obras en la capilla de Sant Pere que transformará el artista Miquel Barceló con un mural de terracota, el mobiliario y los vitrales. Joan Bestard, presidente del Capítol, calificó el momento de «hecho histórico». Los obreros comenzaron a montar el andamio que les permitirá sacar de la capilla el retablo neoclásico que la ocupa desde el siglo XIX y que irá a la iglesia de Sant Magí, una labor complicada, según el arquitecto diocesano Sebastià Gamundí y el maestro de obras del templo, Antonio Montejano.

Pere Joan Llabrés, delegado diocesano de Patrimonio, apuntó que los diseños de Barceló «remarcarán el arte gótico del templo y respetarán la arquitectura más que la reforma de la capilla, del XIX, tras un incendio». La intervención de Barceló será reversible. Toda la parte inferior de los ventanales ahora cegados, para los que el artista creará cinco vitrales, es de un referit que comienza a desprenderse. Fue Barceló, dijo Llabrés, «quien pidió intervenir en este ábside» porque no tenía la prestancia de los otros dos que componen la cabecera del templo y la rehabilitación del XIX no había sido muy exitosa, añadió Llabrés.

Gamundí contó cómo será el proceso de creación del gran mural de cerámica que Barceló hará en Italia de una pieza entera cuyo secado originará grietas al expandirse la terracota. Los grandes trozos partidos por las grietas se cocerán en el horno. Son los que viajarán a Mallorca y Barceló montará en la capilla como un puzzle, como ya apuntó cuando presentó el proyecto en la Seu. Se desconoce el método que usará para ensamblarlos in situ.