En la imagen, un instante de la presentación. Foto: L.M.

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«La cartografía es una de las cuestiones más emblemáticas de la historia cultural de Mallorca y, por extensión, de las Illes Balears». Antoni Ginard Bujosa ha dedicado gran parte de su vida a recuperar los mapas del pasado y a acercarlos al presente. El resultado es «La cartografia mallorquina a Mallorca», un libro incluido dentro de la colección «Illa de la Calma» que edita el CIM.

La idea de la obra era «priorizar la reproducción y dar a conocer los ejemplares conservados en Mallorca». Para lograrlo, se ha contado con la ayuda del Arxiu del Regne de Mallorca, la Biblioteca Vivot, la Fundació Bartomeu March y la familia Gabriel Alomar, quienes aportaron quince documentos. A pesar de tratarse de «documentos cronológicamente tardíos», el conjunto de la obra compone «una de las colecciones más importantes del mundo». Su estudio permite «profundizar en quiénes somos», dijo Maria Antònia Munar, presidenta del CIM.

Ciutat de Mallorca fue la sede del desarrollo de la llamada cartografía mallorquina y uno de los centros de producción más importantes de la cartografía náutica medieval. Una de las piezas más destacadas es el «Atles Català», creado en 1375 por Cresques Abraham y conservado en la Bibliothèque Nationale de París.

El libro se divide en dos partes. En la primera, se ofrece una visión general de los rasgos más significativos de la cartografía mallorquina. La segunda parte, por otro lado, está dedicada a la descripción y a la reproducción de los documentos originales localizados en Mallorca. Cada uno tiene sus propias características pero, globalmente, «son ejemplares de un gran interés» sobre todo por su «carácter ornamental y de lujo» y por la «perfección técnica», según la introducción. Además, «permiten comprobar la persistencia, los cambios y la evolución de los rasgos característicos de la cartografía mallorquina».