Las obras en Santa Caterina, en Sóller, sede de la sección local.

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Un equipo de tres personas redacta el Plan Director del Museo Marítimo de Mallorca por encargo del Consell Insular. Será un documento en el que se establecen los contenidos pero, sobre todo, la filosofía de una institución que nace para explicar la relación entre la Isla y el mar mediante conceptos museísticos actuales. Distintas sedes, con una central, concebidas a manera de secciones, y una serie de capítulos ya definidos sobre la historia y la cultura marítima son las ideas básicas de dicho Plan. «Cualquier municipio, persona o asociación que quiera abrir un centro que se adapte a este discurso podrá hacerlo», señaló Joana Maria Palou, directora insular de Patrimonio Cultural de CIM.

Las sedes del Museo estarán repartidas por la Isla. En cada una de ellas se explicará la historia marítima de ese lugar en concreto y uno de los capítulos que recoge el Plan Director y que son: La imagen del mundo, la cartografía mallorquina; la navegación y los instrumentos que le son propios; el puerto de Portopí y el sistema portuario insular; el patrimonio flotante, con toda la riqueza tipológica, histórica y tradicional, la construcción naval y los oficios artesanos que se relacionan con ella, la pesca y sus artes, oficios, utensilios y el patrimonio inmaterial, entre otros.

No se trata de colocar piezas en un espacio físico, no sólo eso, dice Palou, para «no correr el peligro de crear museos efímeros. La función que la ley otorga a los museos es bien clara: el estudio, la instrucción pública y la contemplación de bienes patrimoniales, y en el caso que nos ocupa, ligados a la cultura marítima». La sede central «no tiene porque ser la más importante, pero es necesario para centralizar servicios como los de conservación que puedan dar apoyo a las distintas secciones; esta sede no tiene porque ubicarse en Palma aunque en Ciutat si debe tener presencia el museo», dice Palou.

Las distintas secciones estarán interconectadas mediante las nuevas tecnologías y el «discurso único, entre otras cosas, evitará contradicciones en los contenidos». Este Plan Director es una oferta, una propuesta, apunta Palou, quien desde su departamento defiende la idea de que se ha de «trabajar en una cultura museística». «La historia y la cultura marítima de Mallorca son muy ricas y complejas y desde el punto de vista museográfico se ha de explicar mediante los objetos que le son propios y con las técnicas multimedias actuales», asegura. Por ello el Museo Marítimo de Mallorca es más que una sucesión de edificios y piezas. Aunque las colecciones son importantes, añade la directora insular, los conceptos sobre los que se basa deben alcanzar miras más amplias.

«Como recuperar un paisaje y musealizarlo»: Desde las casas de algas a los embarcaderos tradicionales o un puerto. En una Isla como Mallorca confluyen infinitas posibilidades y el museo se convierte así en una espacio casi sin barreras. «Colaboración y coordinación entre las instituciones» son otros de sus puntos definitorios que recoge el Plan Director. El Oratorio de Santa Caterina, en Sóller, y la Torre Major, en Alcúdia, serán las primeras secciones. En Sóller, por ejemplo, el museo se abrirá al muelle donde se exhibirán barcas antiguas de distinta tipología. Para la amurallada Alcúdia no existen dudas de que debe albergar una propuesta sobre defensa marítima.