Sus trabajos requieren un cristal importado de EE UU. Foto: T. LLABRÉS

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TOLO LLABRÉS «El vidrio no está considerado objeto de arte», comenta Sunny Strapp, un californiano que lleva décadas trabajando con este materia. Desde hace 4 años ha instalado, junto a Rosa Llatjós, su taller en Santo Joan además de una pequeña galería por la pasan «hasta 2000 personas al mes». Allí pueden ver obras como las de Gómez de la Parra, quien trabaja el óleo sobre cartón a la manera de Goya. Con ello logra unos misteriosos paisajes submarinos, donde predomina el equilibrio cromático, la profundidad y unas transparencias muy interesantes.

Estas piezas comparten el espacio con los vidrios de Sunny y Rosa que, en su mayoría están realizados por fusión. Se trata de una técnica muy compleja, laboriosa y que requiere de un tipo de cristal importado de Estados Unidos.

Según Sunny «manejo tres elementos: una base que es el equivalente al lienzo, las tiras de vidrio y los retales son mis líneas, y los puntos los creo a partir de pequeños cristales de colores llamados fri». Sunny parte de bocetos realizados en el ordenador, sobre los que va colocando capas de vidrio como si hiciera una tarta multicolor. Esta primera pieza se lleva a un horno a temperaturas que rondan los 800 grados, donde el vidrio se torna líquido y se dilata hasta lograr un grosor de 6mm. «Según el tiempo y la temperatura de horneado puedo controlar aspectos como la textura o el color de las piezas» comenta.

El resultado son obras complejas creada a partir de conceptos pictóricos y escultóricos, llenas de matices y colores entremezcladas entre los diferentes estratos del vidrio. Son piezas abstractas y vivas, capaces de modificar su presencia ante los caprichos de una luz u otra.

El último reto de Sunny consiste en cubrir las 13 enormes vidrieras de la Iglesia de Alcúdia. Para ello, el artista interpretará en vidrio de fusión los 7 días de la creación y los 5 entes más fuertes de la Biblia (Dios, Jesús, el Espíritu Santo, la Virgen María y el diablo), además de la ascensión. Según confiesa el autor, «es un proyecto largo para conseguir estas vidrieras que pueden durar hasta 1000 años frente a los 80 años de las de vidrio plomado».