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Un recuerdo de infancia hecho música y basado en una isla formada por diversos paraísos, paraísos que, con el tiempo, se han ido perdiendo para permitir el paso del cemento. Una reivindicación convertida en sonidos y atmósferas. Maria del Mar Bonet presentará su último trabajo esta noche, a las 22.30 horas, en el patio de La Misericòrdia y mañana en el auditorio Sa Màniga de Cala Millor. «Raixa», un disco que busca remover conciencias y reflejar la realidad de Mallorca, se acercará por primera vez a la Isla, su razón de ser. «Una ciudad como Palma merecía un lugar tan interesante como este patio, tan recogido y con un ambiente cultural tan admirable». La actuación de Bonet estrenará las actividades de verano de La Misericòrdia, un espacio con «entidad de teatro». La razón de haber tardado tanto en presentar «Raixa» en Mallorca se debió a la falta de un lugar «adecuado». «Me interesaba encontrar un sitio como éste». Además, el verano es «la mejor época», aseguró.

«Raixa» canta a una Mallorca perdida a lo largo del tiempo. Denota cierto «pesimismo», aunque no lo da todo por perdido. «Todavía conservo la esperanza de que no se pierdan más lugares de una isla que ha sido invadida por el cemento». Quedan pocos «trozos» vírgenes, pocos paraísos. «Me gustaría conocer el futuro y poder observar que el cambio no ha sido tan grande». El mañana permanece oculto pero no el pasado, marcado por los destrozos. «Los lugares que se han perdido son importantes y dolorosos».

La situación puede cambiar, pero se necesita una reacción. «Me gustaría que la gente joven no lo permitiera, que buscara un cambio para evitar seguir perdiendo el medio ambiente, los monumentos, el paisaje». No sólo la juventud, también la sociedad en general, que «la gente no se sienta impotente y que actúe», que «se hable más y no sólo a nivel político». «Confío más en la gente que en los políticos».

El catalán, el gallego, el vasco y el castellano son cuatro lenguas que subsisten en un mismo territorio. «La gente debería darse cuenta de la importancia de la riqueza cultural, algo que tendría que juntarnos y no separarnos». La diversidad debería ser un «orgullo» y «el centralismo no tendría que imponer una sola lengua, tendría que defender las pequeñas». Sin embargo, «la riqueza cultural no interesa a según que gobiernos». «Las lenguas forman parte del paisaje de un país, no deberían tener un significado negativo».