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El fotógrafo Santos Montes (Santander, 1949) ha retratado en blanco y negro la realidad cotidiana de un hotel. Hoy, día de inauguración, la cuelga en la galería Horrach Moyà donde expone una colección de fotografías, su interpretación de lo que llama la «vida oculta», y un vídeo.

«Hotel» se plantea como un recorrido por un establecimiento desde el momento de traspasar la puerta de entrada hasta que la habitación queda vacía. Para el artista, los hoteles son lugares «que la gente acaba convirtiendo en un espacio de libertad donde vive la vida oculta, lo que no hace en su ciudad porque no se atreve». Salir de la rutina, aparcar el pudor en una «vida ficticia que tiene algo de ideal» porque, también, el hotel es un sitio «en el que tienes todas las necesidades resueltas». Santos Montes abordó esta serie tras la feria barcelonesa New Art que se desarrolla en las habitaciones de un hotel.

En Palma completa el trabajo con un vídeo en el que distintos empleados del ramo cuentan su experiencia, ejemplos de vidas anónimas para el espectador que, en su día, fueron interpretadas por clientes con nombre y apellido, que desconocemos. «Tenía la idea preconcebida de que la vida oculta de los hoteles se relacionaba con el sexo», dice el fotógrafo, sorprendido por los relatos que sus entrevistados contaron a la cámara de vídeo, hechos tristes como varios suicidios. Sus fotos, de contenido menos trágico, narran tres historias de sexo explícitas. La figura humana no aparece en todas las instantáneas. No hace falta. Santos Montes también ha sabido captar su presencia con sutileza como en las fotografías que abren y cierran el recorrido. Una, el exterior de un edificio hotelero; la otra, una habitación recién abandonada en la que el vaho en los cristales habla de que fue habitada.