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Ni llovió, ni tronó ni ninguna nube se atrevió a sobrevolar el cielo de Valldemossa. Compay Segundo pudo desplegar su música en el primer concierto de las Noches Mediterráneas de Costa Nord tras un primer intento el año anterior que terminó en tormenta, aplazamiento y actuación en el Conservatori de Palma. Como no podía ser menos, al estreno de la nueva programación asistió Michael Douglas, acompañado de su esposa, Catherine Zeta-Jones, que disfrutó de la música cubana, al igual que Francesc Antich y Joan Mesquida.

El pequeño auditorio presentó un aspecto espléndido. No se vio ningún espacio libre y, más de uno, tuvo que quedarse de pie para poder escuchar el repertorio de Compay Segundo. El músico había prometido ofrecer un repertorio de música tradicional cubana y mostrar una canción del año 1800, algo que cumplió. Los sones de la isla del Mar Caribe hicieron que más de uno no pudiera resistirse a mover alguna parte de su cuerpo al ritmo de la música, ya fuera un pie, las manos o todo el cuerpo. Francisco Repilado, nacido en Siboney en 1907, demostró que, a pesar de sus 95 años, todavía se mantiene en forma.

El cantante se ganó su apodo, Compay, con el paso del tiempo. Significa compañero y simboliza la amistad, filosofía que el cubano ha seguido durante toda su vida, como demostró ayer por la noche. Cantó y se movió al son de su música, al igual que sus «muchachos», como llama a su banda, unos músicos que demostraron su buen hacer y desplegaron todas sus sonoridades, acompañando y acoplándose a la perfección con el de Siboney. El maestro del son encandiló a los asistentes al concierto, como había prometido. Sin desprenderse de su sombrero, el cubano ofreció una gran actuación.