El reconocido autor ofreció ayer una rueda informativa en la Conselleria d'Educació. Foto: P.BOTA.

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TOMEU OBRADOR El director y autor teatral José Sanchís Sinisterra ofreció ayer una rueda informativa en la Conselleria d'Educació i Cultura del Govern, acompañado del delegado de Teatre, Joan Arrom, y el director general de Cultura, Pere Muñoz. Su presencia aquí se debe a que esta semana y otra del mes de junio imparte en Palma un curso a nueve autores teatrales. Asimismo, esta mañana más de 500 alumnos de bachiller tendrán la oportunidad de escucharle en el Conservatori, en una conferencia que tratará, principalmente, sobre la obra «¡Ay, Carmela!». Creador, entre otras obras, de «Ñaque», «El lector por horas», y «La raya en el pelo de William Holden», ha desarrollado una importante carrera en el ámbito teatral, recompensada con múltiples premios. Pero al preguntarle su valoración respecto a los Max se expresó así: «En este país hay demasiados premios. Hay que empezar a instituir castigos».

Se mostró rotundamente en contra de la televisión, calificándola de «instrumento tremendamente negativo». «Yo me niego a salir. Algunos programas se salvan, pero es un pretexto para la publicidad; con spots informativos, de cine... El mensaje es: '¡Compra, imbécil!'». El conferenciante tuvo palabras críticas para el teatro de «grandes superficies, de 'Shopping Center'. A mí no me interesa». «Es hora de que el autor tome la iniciativa», apuntó. Su lema: «Sólo se tiene lo que se comparte. He dicho». Sinisterra, con 45 años de experiencia, consideró que: «Me inquieta la sobredosis espectacular, que deja pocas sensaciones. Pero veo síntomas de mejora. Se recupera la palabra, el discurso». Anunció sus intenciones de completar su trilogía con una obra musical («El arte es la música»), que tratará el negocio de las armas, y de abordar la memoria histórica. «El olvido es la segunda muerte de los muertos», dijo.

Cuanto el teatro en catalán declaró que «vive una situación envidiable» y apeló para que se eduque en la enseñanza a leer teatro, «que entra muy tímidamente». En otro orden, lamentó el problema de «40 años de devastación cultural (franquismo), que no se arregla fácilmente», y confesó que la versión cinematográfica de «¡Ay, Carmela!» es un «buen filme de Saura. Sólo cogió la fábula, cuando el tema es la memoria. Al leer el guión tuve un trauma. Con otras adaptaciones también he cogido cada úlcera...».