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Un Shakespeare corrosivo, excesivo, sangriento, vestido con ropa nueva y adecuado a los lenguajes actuales, mezclando asesinatos con tomates y cuerpos mutilados con gallinas. El clásico «Titus Andrònic» se regenera y se acerca al Teatre del Mar, desde hoy y hasta el 17 de febrero, y al Teatre de Manacor el 18 del mismo mes, de la mano de la compañía Kronos. La idea nació en el Grec 2000 y, después, pasó al Teatre Lliure para, acto seguido, iniciar una gira por diversas localidades. Dirigida por Àlex Rigola, su estreno en Mallorca significa el inicio de las actividades de la Fundació Teatre Principal. La nueva programación apuesta por la «descentralización», buscando «representar las obras no sólo en Palma sino también en otros lugares de la isla», explicó Joan Gomila, gerente de la fundación.

Una quincena de actores se suben al escenario para desarrollar una acción. «La pieza habla de todas las miserias humanas», aseguró Daniela Feixes, actriz que interpreta el papel de Lavinia. Lavinia es la hija de Titus Andrònic, un general que regresa a Roma tras vencer a los godos con la reina Tamora y sus hijos como rehenes. La venganza del general consiste en matar a uno de los hijos de Tamora, lo que desencadena una serie de asesinatos en cadena.

«Es una obra de juventud de Shakespeare», dijo Carol López, ayudante de dirección del montaje. El director decidió introducir, dentro de la historia trágica, elementos de humor negro. «No hay escenas inventadas pero se creó sobre el texto», según López. De esta manera, los momentos más tensos se desdramatizan mediante elementos como dos tomates que se convierten en «dos cabezas cortadas que ruedan por el escenario», explicó López. «La temática se atenúa con la risa que, al final, acaba helándose».

Para Feixes, «el poder, la política, la venganza», conforman el telón de fondo de la obra. «La manera de resolver la trama recuerda a los cómics y a los dibujos animados, entre otros», dijo Feixes. El resultado, «una historia de acción» que bebe de «una modernización del estilo» más que de la «actualización», según López. El verso se mantiene en un escenario casi vacío compuesto por algunos muebles reciclados y un conjunto de actores vestidos de calle. «Se han usado elementos conocidos y se han puesto al servicio de la obra», aseguró López.