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El antropólogo Camilo José Cela Conde, único hijo del Nobel de Literatura fallecido el pasado 17 de enero, «acepta y respeta» la última voluntad de su padre expresada en el testamento, pero intentará determinar el montante del caudal de la herencia para saber cuál es la parte que legalmente le corresponde. Así lo dijo ayer la abogada del bufete de Miquel Capellà que lo representa, María Pascual, que reiteró que en el testamento del escritor, otorgado en Padrón (Coruña) en julio de 1991, Cela considera «legitimario» a su descendiente, pero entiende que su parte de la herencia (la legítima) ya está «suficientemente» satisfecha con un cuadro de Joan Miró que le donó en vida.

Tras asegurar que es voluntad de su cliente llevar el tema del legado de su padre con la «máxima discreción», Pascual señaló, sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con la viuda y heredera de Cela Trulock, Marina Castaño, que «siempre somos partidarios de intentar llegar a soluciones, pero para alcanzar un acuerdo se necesita la voluntad de dos». Pascual recordó que, una vez conocidas las últimas voluntades del autor de Padrón, el siguiente paso es «determinar cuáles son los bienes que integran la herencia en el momento de la defunción para establecer qué parte le corresponde a su hijo».

La letrada consideró que Cela Conde «sólo luchará por la parte que le corresponde». La representante del único hijo de Cela y su primera esposa, Rosario Conde, aseguró que, según el derecho común, los descendientes del fallecido tienen como herencia legítima dos tercios del patrimonio: ambas partes corresponden a los hijos, pero una de ellas es utilizada en usufructo por la viuda. Pascual dijo desconocer si la mitad del cuadro que ha heredado Cela Conde de su padre ya satisface esa legítima.