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Estos días, en la Fundació Pública per a la Música de Balears se trabaja a fondo. El cese del gerente, Carlos Rubio, ha llevado a los responsables de la Orquestra Simfònica a replantearse la programación prevista para la siguiente temporada, que será inferior en número a la pasada. También queda pendiente elección del nuevo director titular, que la Junta Rectora de la Fundació anunciará esta semana.

Independientemente de quién vaya a llevar la batuta de la Orquestra, la programación de la temporada de conciertos de abono no podrá sobrepasar los 14, según ha comentado Gori Marcús, que desempeña temporalmente funciones de coordinador. Marcús es el presidente de la comisión artística. Marcús, Cristina Martínez, jefa de producción, Y Mariano Isasi, administrador, andan sumergidos en papeles y contratos para reajustar un presupuesto que el año pasado se superó con creces mediante la programación de 25 conciertos, directores invitados y orquestas de fuera.

Las arcas de la Fundació sufren un déficit. «Habrá que hacer un reajuste en la temporada adecuado a las posibilidades económicas», señaló Marcús, quien apuntó que aunque se disminuya en número no sucederá lo mismo con la calidad. La programación dejada por Rubio debe adaptarse a las circunstancias económicas, tarea difícil a estas alturas. Marcus cuenta con «la colaboración del equipo y la orquesta, lo que es importante» para hacer el trabajo. La temporada se abrirá con la Simfònica y tres coros menorquines: Capella Davídica, Cor de Sant Antoni y Cor d'es Amics de s'Opera, ambos de Maó.