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Francisco Javier Sáenz de Oiza, arquitecto, falleció en el verano de 2000. Mallorca, tierra a la que estuvo muy unido, y donde ha dejado su impronta profesional, le recordará este mes con una exposición de sus proyectos, un ciclo de conferencias y la publicación de un libro en el que, por primera vez se analiza su obra mallorquina, pocos ejemplos pero decisivos para conocer su forma de entender la arquitectura. El volumen, con fotos, maquetas y dibujos inéditos, fue presentado ayer. Editado por el Govern, su autor es Federico Climent.

El libro, titulado «Sáenz de Oiza. Mallorca 1960 - 2000», forma parte del homenaje al arquitecto organizado por la Conselleria d'Obres Públiques, el Colegio de Arquitectos y los ayuntamientos de Alcúdia y Pollença. Los actos comenzarán el 10 de agosto en Pollença y finalizarán en septiembre. La exposición, que acercará al público la visión de Oiza sobre la arquitectura, se inaugurará en el Convent de Santo Domingo.

José María Carbonero, director general de Arquitectura, señaló ayer que la obra de Oiza sigue «plenamente vigente» tanto por lo que se refiere a la residencial, turística y en suelo rústico, cuyo nivel «desmiente que la balearización se extienda de forma generalizada al concepto arquitectónico». Entender a Oíza es entender la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX, dijo Federico Climent, quien apuntó que el libro ofrece «un análisis novedoso en el sentido de que no existía un estudio sobre su trabajo en Mallorca; también se ha situado en la época y en su trayectoria».

La Ciudad Blanca, que fue un proyecto de Oiza para la urbanización de la bahía de Alcúdia, que quedó en la construcción de un único bloque de apartamentos; las dos casas que reformó para su familia, la llamada casa de Colonya y Les Rotes; el proyecto para la reordenación de la Plaça de Sant Francesc, en Palma, que no llegó a materializarse; la ampliación de la casa Huarte y un sueño, una improvisación para una casa entre pinos, una vivienda ideal que resumía sus ideas y conceptos, es la información que recoge Climent y que agrupa en el volumen. Al mismo tiempo éste se completa con una selección de textos que se encontraban dispersos, escritos por especialistas, y una entrevista hecha por el equipo de la revista del colegio de arquitectos.