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OSCAR PEYROU - FRANCIA
Una gran película del nonagenario realizador portugués Manoel de Oliveira, «Vou para casa», levantó ayer el nivel de un Festival de Cannes que hasta el momento sólo había incluido largometrajes más o menos correctos.

El otro filme que compitió por la Palma de Oro fue el estadounidense «The man who wasn't there», de Joel Coen, una cinta muy influenciada por la literatura de James M. Cain, pero que queda muy lejos de los angustiosos climas kafkianos que logra este maestro de la novela negra.

Según Oliveira, que ofreció una rueda de prensa tras la proyección, su filme es una «no historia de apariencia liviana como su título» que se desarrolla en un París que se presta a celebrar el fin del año 2000. Un París que es reflejo y centro de toda nuestra civilización occidental, civilización donde lo superfluo se convierte en esencial, como si se tratara de un juego de niños inocentes e imprudentes, y cuyas consecuencias pueden manifestarse en una eclosión socioecológica patética».

«Se trata de un drama interior, vivido por un actor viejo y consagrado, inocente víctima de una contingencia trágica», explicó el veterano director nacido en 1908 en Oporto.