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EFE - BILBAO «El verdugo», cuya versión teatral encabeza Juan Echanove, y el ballet flamenco de Sara Baras, con su espectáculo «Juana la loca», obtuvieron siete y tres galardones, respectivamente, de los IV Premios Max de las Artes Escénicas, entregados en Bilbao. Estos premios los promueve la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), llevan el nombre de uno de los protagonistas del quehacer de Valle Inclán y consisten en trofeos, que recrean manzanas, que diseñó el artista catalán Joan Brossa.

El premio de honor de esta edición de los Max se lo llevó el dramaturgo, poeta y novelista Antonio Gala, quien recibió la distinción de manos de la actriz Nuria Espert, que estaba entre las seleccionadas en la categoría de mejor actriz protagonista, aunque este premio se lo llevó Anna Lizarán. Gala expresó, no sin emoción, que «la palabra Bilbao y la palabra teatro para mí pesan demasiado», recordando los exitosos estrenos que han tenido aquí algunas de sus obras, y desveló que «dentro de poco nacerá una nueva comedia, un nuevo niño bilbaíno». La ceremonia de entrega, que presentó la actriz Verónica Forqué, contó entre sus invitados con diversas autoridades.

Artistas como el pintor Benedicto o el escultor Agustín Ibarrola, y lógicamente buena parte de los premiados, asistieron a un acto a cuya brillantez contribuyó también el quehacer de los responsables de la dirección y la escenografía, es decir, el «tandem» Aragón-Bernués y José Ibarrola, hijo del anteriormente citado. Emilio Aragón reemplazó temporalmente, al inicio del «show», al director de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, Juanjo Mena, y llevó la batuta con acierto mientras el conjunto orquestal acompañaba a un grupo de ballet en el que figuraba Anne Igartiburu.

Incrementó el éxito del evento la música aportada en directo, desde el foso, por dicha Sinfónica, el concurso de grupos y artistas como Les Luthiers "uno de los premiados", Igor Yebra, Anabel Alonso, Josep Maria Flotats, Carlos Hipólito, la Sociedad Coral de Bilbao, Karraka y un conjunto de acróbatas. Mención aparte merece la actuación de la niña Leire Martínez, que sorprendió por su capacidad vocal e interpretativa.