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El cartel del espectáculo organizado por Ultima Hora en el Valldemossa Nixe Club no dejaba lugar a dudas. El eslogan, «La febre arriba a Mallorca» impresa en el interior de una figura que hacía la característica pose de John Travolta en «Saturday Night Fever», con el brazo levantado y la cadera dislocada, auguraba una explosión de baile setentero que pasaría factura a las articulaciones al día siguiente.

Y así fue. Desde que sonaron los primeros acordes de su intro instrumental, la Fundación Toni Manero se puso manos a la obra contagiando de carga positiva y ganas de diversión a los asistentes que respondieron acelerando su ritmo cardiaco y el movimiento de pies, manos, caderas, cabezas. La sola presencia en el escenario de los músicos ataviados con el decoro poético exigido para la ocasión, esto es, con toda la parafernalia y el kitsch propio de la moda de los setenta, provocó que las sonrisas no abandonaran los rostros hasta el final del concierto. Ya en la segunda canción, «Can't Nobody Love Me Like You Do», una de las dos versiones de Stevie Wonder con las que deleitaron al respetable, que entre tantos espasmos iba perdiendo poco a poco su compostura, el delirio se adueñó de la improvisada pista de baile.

No era para menos, porque los excelentes músicos de la Fundación mostraron las bazas que les auguran un más que halagüeño futuro dentro de la industria musical de este país. En el recuerdo quedaron la solidez de la base rítmica de Ernesto W. Santamaría y de Solomon Rabinad, acompañados magistralmente por el bajo de Deliciosa Smith; el poderío de la sección de viento compuesta por Dany Amatulo, Ginés Brown y Tom Johnson; el cálido sonido de los sintetizadores analógicos de Arecio 3J; los riffs de la guitarra con boogie shoes de Lalo López y las voces rebosantes de buen funk de Miguelito Superstar y Paquito Sex Machine.

Durante las casi dos horas de frenéticos ritmos de la Fundación Toni Manero, cuyas evoluciones no quiso perderse ni el propio conseller de Turisme del Govern balear, Celestí Alomar, hay destacar joyas propias incluidas en su primer disco «Looking For La Fiesta» como «Supersexy Girl», una atiplada hermandad con la música de los Bee Gees, «Commotion», un eco nostálgico de la Love Unlimited Orchestra de Barry White, o como la genial «Paquito's way», un tema personal e intransferible que demuestra el dominio alcanzado durante todos estos años en los que han versionado a todos los grandes de la música disco de los setenta.