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Su abundante obra, y las diferentes especialidades artísticas en las que desarrolló su creatividad, dan muestra del amor que «Xam» sentía por el arte, medio de expresión en el que no dejó de hacerse preguntas hasta el último momento y en el que se esforzó por hallar respuestas. De ello dará buena fe la exposición que preparaba para final de año en el Casal Solleric, para la que creó cuadros en los que incorporó distintos materiales, de nueva generación y maderas, y formatos mayores que los usuales en él. Las jóvenes generaciones también podrán conocer otras de sus facetas, que cultivó con la misma pasión que puso en la pintura, como las de xilógrafo, cartelista, diseñador gráfico y grabador. «Xam» quería llegar al Solleric como un creador cuyo arte se mantenía más pujante que nunca. «Estaba muy ilusionado y su idea respecto a esta exposición era una idea de futuro, de mirar hacia adelante», apuntó Monserrat América, que comisaría la exposición.

Ejemplo de esta vitalidad fueron sus últimas exposiciones. En 1999, «Xam» mostró sus mejores dibujos en el Centre de Cultura Sa Nostra, una selección que se iniciaba en los años treinta. Un año antes había llevado a la galería Quasars de Manacor un conjunto de obras sobre las que dijo a Ultima Hora que «estos cuadros significan una evolución». En 1997, el Govern incorporó al patrimonio una colección de xilografías suyas y, en 1998, un mural en arpillera que había pintado 35 años atrás. En la última convocatoria de los Premis Ciutat de Palma Cort regaló a los invitados a la cena una litografía offset de «Xam».