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En aguas de Sóller, frente a Sa Costera, el Grup d'Arqueologia Subaquàtica de Mallorca (GAS) ha descubierto un yacimiento romano del siglo I o II, cuya ubicación podría condicionar el trazado del futuro trasvase de agua potable. Así lo ha confirmado Joan M. Pons Valens, director del GAS, quien ha destacado la importancia histórica del pecio. En el yacimiento, en fase de estudio, se han hallado ánforas, lingotes de cobre de 70 kilogramos, utilizados como lastre y diversas piezas navales de la época, como una especie de polea o bigota, actualmente conservada en alcohol. Estos restos podrían exponerse en el futuro Museu Marítim de Sóller.

Sobre la protección del patrimonio arqueológico subacuático de Mallorca, J.M. Pons muestra su pesimismo: «Confiamos que nuestro trabajo sirva para concienciar a la población de la necesidad de protegerlo, el cual se encuentra en grave peligro de desaparición por el expolio continuo que se ha producido desde hace muchos años».

El Grup d'Arqueologia Subaquàtica de Mallorca ha realizado 6 campañas de prospecciones sistemáticas del litoral mallorquín, cubriendo el área que va desde el freo de la Dragonera hasta Cala Rajada. Donde más trabajo se ha realizado es en el archipiélago de Cabrera, auténtica reserva arqueológica subacuática de Mallorca. Sus fondos marinos han desvelado recientemente la existencia de la nave romana de Na Rodona a 45 metros de profundidad. Entre su cargamento, víctima de los inevitables expolios, se ha hallado un ánfora fabricada en la Bética para transportar los vinos del Sur de la Península Ibérica y otras para el transporte de pescado. Se trata de la típica nave oneraria que durante el Alto Imperio abastecía las ciudades de la Península Itálica con productos de las provincias. La ruta comercial pasaba por Balears, donde, seguramente a causa del mal tiempo, naufragó.

Otro yacimiento de interés, por ser el primero procedente de la Época Contemporánea se centra en una embarcación del siglo XIX, hundida en las costas de Andratx con un cargamento de vidrio, en la que se han localizado también restos óseos animales, minerales, dos plomos de aduana y numerosos fragmentos correspondientes a objetos de cristal. Asimismo, los macrorestos vegetales, como frutas y semillas, poseen especial valor en un estudio social y de mercancía histórica.