Los arqueólogos documentarán las tres fases de ocupación del castillo y la ocupación espacial de cada una de ellas.

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Un equipo de arqueólogos del Consell Insular de Mallorca, bajo la dirección de Helena Inglada, comenzará la próxima semana una serie de intervenciones arqueológicas en el castell de Alaró que se inscriben dentro del Pla de Castells impulsado por dicha institución.

Esta actuación es el paso previo a la consolidación del conjunto histórico mediante la que se prevé que, junto al resto de castillos incluidos en el proyecto, dichas construcciones se conviertan en un producto cultural que será explotado bajo la denominación Castells de Mallorca. La intervención seguirá las directrices marcadas por el equipo redactor del plan que marcaba las superficies de especial interés en cuanto a arqueología se refiere. Los arqueólogos excavarán en la zona de entrada, donde está enclavada la Torre del Homenaje; la de las casas; los aljibes y la cueva de Sant Antoni. Se deberán hacer catas del subsuelo dentro del edificio y otras en el exterior.

El objetivo final en lo que se refiere al castillo es la restauración del mismo pero mediante estas excavaciones arqueológicas se deberán documentar las tres fases de ocupación de esta gran superficie: un tiempo anterior al momento de ocupación islámica; la utilización y ampliación del espacio por parte del mundo musulmán y, más tarde, la Conquista como un gran asentamiento que alcanzó hasta el siglo XVII. Otra zona que se contempla en el plan, y donde también trabajarán los arqueólogos, es el área del gran bosque, en el que se han encontrado diferentes estructuras de carácter etnológico como «sitges de carboner», «forns de calç» y «barraques de roter», así como estructuras para la condución de agua.

Joana Maria Palou, respondable del Àrea de Cultura del CIM, explica que la presencia de los arqueólogos en Alaró es el camino previo y obligado, contemplado en la LLei de Patrimoni, pero que el plan «no se había parado» porque detrás existe todo un trabajo administrativo en el que se incluyen convenios con los propietarios y ayuntamientos, creación de los equipos de especialistas y la elaboración de un plan de usos que será el último eslabón.