El actor Bruce Willis logró relanzar su carrera gracias al enorme impacto de «El sexto sentido».

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A falta de fenómenos tan rotundos como los protagonizados, en años recientes, por «Titanic» o «La amenaza fantasma», «El sexto sentido», la intriga paranormal que relanzó la carrera de Bruce Willis, se impuso como la película más comercial del año 2000, por encima incluso de la que se anunciaba como la rompetaquillas del año, «Misión Imposible 2». La segunda entrega de la trepidante saga inspirada en la mítica serie televisiva arrasó en su país de origen, pero sus recaudaciones aquí no cumplieron con las expectativas previstas.

Destinada a convertirse en una de las triunfadoras de la próxima edición de los Oscar, «Gladiator» resucitó un género, el «peplum», por el que nadie daba un duro, relanzando de paso la alicaída carrera de su director, Ridley Scott, e impulsando al estrellato al actor Russell Crowe. Con más de 3.000 millones recaudados en nuestras taquillas, «Gladiator» se convirtió en la segunda película más comercial de 2000, por encima de la gran triunfadora en la última edición de los Oscar, la corrosiva «American Beauty», y de «Toy Story 2», la gran triunfadora en el apartado de cine de animación.

«El hombre sin sombra», nueva lectura de uno de los grandes clásicos del género fantástico; «Erin Brockovich», el regreso de una Julia Roberts en plena forma; o «Lo que la verdad esconde», el feliz encuentro fílmico de Harrison Ford y Michelle Pfeiffer, encabezan la relación de éxitos sorpresa de un año que, para los más cinéfilos, supuso el reencuentro con la cinematografía francesa (del país vecino nos llegaron algunos de los estrenos más interesantes: «Para todos los gustos», «Harry un amigo que os quiere»...) y el descubrimiento de una extraordinaria actriz procedente del mundillo musical, la conmovedora Björk de «Bailar en la oscuridad».