John Ulbricht y Angela von Neumann, ayer, delante de un tapiz de la segunda. Foto: JAUME MOREY.

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Toda una vida juntos: estudios en el Art Institute de Chicago, matrimonio, viajes, estancia en México, visita a España y, finalmente, parada definitiva en Galilea. Dos hijos nacidos en la Isla, un estudio en común para pintar y dos maneras distintas de plasmar el mundo en el lienzo. Angela von Neumann y John Ulbricht, artistas estadounidenses que residen en Mallorca desde los años cincuenta, reciben, a partir de hoy, un homenaje del Casal Solleric con la exhibición de una antológica de su trabajo.

Las comisarias de la muestra, Saskia Ulbritch y Pilar Ortega, han reunido obra de los artistas dispersa por diferentes colecciones del mundo y, especialmente, han rescatado para el público, que en su mayoría los verá por primera vez, los cuadros y objetos en papier maché de Angela von Neumann, una pintora «sofisticada y de gran preparación académica», "como escribe Ulbricht en un texto del catálogo", en ocasiones calificada como naïf o primitiva, definición contra la que ella se rebela: «Es ridículo porque he vivido junto a pintores desde el colegio, mi padre lo era, y también profesor de arte, y siempre estuve rodeada de pintores». Como apuntó Pilar Ortega, «la pintura de Àngela está enraizada en el arte popular y hasta en el medieval, con influencias del arte popular mexicano».

Josep Meliá también escribió sobre esta pintora, de quien dice: «Pertenece al territorio del naïf consciente. No es ni autodidacta ni primitiva en sus maneras. Su técnica es rigurosa, su escuela sólida, su factura impecable». Angela, a quien hablar de su pintura le «resulta casi imposible, me gusta que los demás la vean y disfruten con ella», sí hizo un comentario sobre la importancia en sus cuadros del colorido, hasta tal punto de que muchos comenzaron a fraguarse «a partir de un color».