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Ser la ganadora del último Premio Alfaguara de novela ha puesto a prueba su resistencia física. Aviones, viajes a Latinoamérica, actos de promoción. Clara Sánchez disfruta del triunfo que le ha llegado por «Últimas noticias del paraíso» cuando ya contabilizaba cinco novelas publicadas y una carrera literaria con la que había cosechado lectores fieles y buenas críticas. Ayer dio una conferencia en Palma dentro del VIII Curso de Literatura Universal que organiza Sa Nostra.

Para la escritora, que no se siente identificada por el término «literatura de mujeres», su narrativa se nutre de «temas más universales, que afectan al individuo de forma más general como la soledad, la incertidumbre, el paso del tiempo», aspectos de la vida que aborda en sus novelas desde su propia perspectiva, sin que importe el género de los protagonistas. Como sucede en «Últimas noticias del paraíso», protagonizada por Fran, un adolescente. «La gente que me conoce dice que esta novela es la más mía porque el mundo emocional, la dimensión moral que pueda tener, los sentimientos, son los míos».

Porque a ella le interesa mucho la vida, la experiencia. «Lo más humano que tenemos son las emociones. Por ejemplo, el deseo, que está muy presente en mis obras, todas esas sensaciones que son evanescentes, que en la vida se nos van, el logro de la literatura es poder eternizarlas, conservarlas. Y yo me esfuerzo en ello. La historia es una excusa para hablar de otra cosa, como la desolación que en un momento pude sentir y que puedo comunicar. Yo escribo para comunicarme con los demás», dice. Y a ella, que desde pequeña supo que quería ser escritora, la literatura le sirve para desnudarse del pudor «y decir cosas que seguramente no podría contar sentada en una mesa con los amigos». Desde niña, Clara Sánchez escribió «para ordenar el mundo, para aclarar el entorno, que siempre me resultó confuso, y escribiendo soy capaz de quitarle hierro, aclararlo». Para Clara Sánchez «escribir forma parte de mi naturaleza».