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Alec Guinness, uno de los actores británicos más versátiles e ingeniosos del teatro y la pantalla, murió el pasado sábado a los 86 años en un hospital del condado de West Sussex (sureste de Inglaterra), donde fue ingresado el pasado jueves. Aunque no se ha informado de las causas del fallecimiento, sí se sabe que el actor padecía glaucoma.

Con la muerte de Guinness desaparece uno de los grandes actores británicos, de la talla de Sir Laurence Olivier y el recientemente fallecido John Gielgud, un actor que destacó por su elegancia y por ser polifacético. Nacido en Londres el 2 de abril de 1914, Guinness tenía tal pasión por el teatro que solía caminar unos cinco kilómetros desde el barrio londinense de Bayswater hasta el centro, para gastar sus pocos peniques en las obras en cartelera. A pesar de alcanzar la fama con obras como «Hamlet» o películas como «Lawrence of Arabia» o «La guerra de las galaxias», el actor conservó su modestia a lo largo de su carrera. Tímido y de carácter humilde, se matriculó en una escuela de arte dramático, pero no fue admitido por falta de dotes.

Su debut teatral se produjo en la obra «Queen cargo», en la que interpretó a tres personajes diferentes: un cocinero chino, un pirata francés y un marinero inglés. Esa facilidad para interpretar diferentes personajes fue una de sus características, y llegó a ser calificado como «el actor de los mil rostros», algo que le molestaba sobremanera. Su versatilidad quedó fuera de toda duda con la película «Kind Hearts and Coronets», de 1949, en la que interpretó a ocho personajes, todos miembros de una misma familia y que le consagró como un comediante excepcional.