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JAIME LÓPEZ Lo de los conciertos de las «Noches Mediterráneas» es estricta puntualidad británica. A las diez y cinco de la noche, en la fundación Costa Nord no entraba ni un concejal del Ajuntament de Valldemossa. Lo de Uri Caine & Ensemble -tradúzcase magnífico conjunto de acompañamiento instrumento-vocal-, diversificación, modernización, heterodoxia, multiplicidad de estilos, cambio de marcha -musical, claro-... Lo que prefieran. Para valorar calidades, no pasen página y lean a pie de letra las ajustadas descripciones e imparcial opinión -justo a su derecha- de nuestro compañero, colaborador, y sin embargo amigo Pereyra. No hubo lleno como en el recital de Philip Glass. Pero el 95 por ciento del aforo ocupado en el auditorio valldemossí se quedó mudo, sorprendido, entusiasmado, en cualquier caso impactado por las variaciones en todo tipo de ritmos, estilos, conjunciones y solos instrumentales y hasta recitales teatrales en la histriónica voz de David Moss, de Caine y su heterodoxo grupo. Como para que se repita la fiesta en otro auditorio.